Hay en la tierra un sendero,
camino de la esperanza,
dicen que no tiene fin
esa vereda, tan larga.
¡Vereda tenía que ser
para llegar a la escuela!
En medio del polvo que con
su paso levanta, se ve
a lo lejos a una mujer
con el morral en su espalda.
¡Una mujer tenía que ser,
camino de la esperanza!
Lleva un libro bajo el brazo,
su faz es alegre y quieta
¡Un libro tenía que ser,
camino de la esperanza!
Es una maestra de escuela
quien por la vereda canta,
los pájaros le saludan
y hasta la tierra se ablanda…
¡Maestra tenía que ser,
camino de la esperanza!
Sola la maestra, la visionaria
que las encinas sembrara,
de su protección no goza
y a su sombra no descansa…
¡Maestra tenía que ser,
para que no descansara!
No se le vio regresar
por la vereda antes larga,
siguió de frente, sembrando…
¡Amor y fe habían de ser,
camino de la esperanza!
Una sonrisa en los labios
y una canción en el alma…
¡Es una maestra,
quien no pierde la esperanza!
Luis Tijerina Almaguer
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